El síndrome del niño rico
- paupimenteld
- 28 ago
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En el año 2013, Ethan Couch, un joven de 15 años causó un terrible accidente dejando cuatro personas fallecidas mientras manejaba en estado de ebriedad. Ethan se dio a la fuga. Dos años después, al ser encontrado, fue sentenciado a libertad condicional por causar el suceso.
Ustedes se preguntarán ¿por qué le dieron libertad condicional? La respuesta fue la siguiente: un psicólogo le dijo a la corte de Estados Unidos que Couch sufría de afluencia (affluenza) puesto que era producto de padres acaudalados y privilegiados que nunca le pusieron límites.
Esta situación es un claro ejemplo de lo que ahora se conoce como “el síndrome del niño rico”, o también llamado “ricopatía”, un síndrome causado por padres a hijos, el cual no precisamente corresponde a gente adinerada, sino que se relaciona con el hecho de darle a los hijos todo lo que piden, sin que les cueste un mínimo esfuerzo; situación que, por lo general, ocurre en familias con altos ingresos económicos.
No obstante, es un patrón que también se puede presentar en familias de clase media, en las cuales los padres (muchas ocasiones de manera inconsciente) suplen sus ausencias físicas y emocionales con bienes materiales.
El caso de Ethan Couch nos permite abordar el tema de la educación actual de los hijos desde otra perspectiva, vinculándolo de manera directa con la “affluenza”, término que se comenzó a difundir al ser acotado en el libro “The Golden Ghetto: The Psychology of Affluence”, en donde la autora hace referencia a cómo los hijos mimados de las familias pudientes presentan una conducta irresponsable y con carencia de empatía, producto de una educación basada en “mimos” y sobreprotección constante, al suplir el vacío del hijo y la falta de tiempo de calidad, con regalos y dinero.
Pero ¿cómo saber si estamos fomentando el “síndrome del niño rico” en nuestros hijos? Es importante comprender que no se necesita tener mucho dinero para sufrir este síndrome. Incluso, cada vez son más frecuentes los casos de “ricopatía” en niños y adolescentes de clase media.
Una de las primeras señales del “síndrome del niño rico” se presenta al observar que, a pesar de tener una habitación llena de juguetes y todo tipo de aparatos tecnológicos de moda, el niño no deja de manifestar aburrimiento de manera constante. Otra señal es cuando nos percatamos que recurrimos a comprar objetos materiales con el propósito de detener una rabieta o calmar a nuestro hijo. También si recurrimos a regalos para premiarlo por cada logro o buena conducta que manifiesta. Otra forma, y la más común de fomentarlo, es comprándole regalos costosos en ocasiones especiales, por ejemplo, niños de primaria que tienen incluso mejores teléfonos celulares que sus propios profesores.
Y ¿cómo puede afectar este síndrome a nuestros hijos? La mayoría de los jóvenes eventualmente desarrollan una pérdida de motivación, ausencia de un proyecto de vida, son incapaces de tolerar las frustraciones, pues creen que se merecen todo y de forma inmediata. Presentan dificultad para afrontar sus propios problemas, piensan que siempre vendrán sus padres a rescatarlos. Su inconsciencia los lleva a ser irresponsables y a carecer de disciplina. Manifiestan altos niveles de estrés y ansiedad ante la falta de rendimiento escolar, con frecuencia terminan incurriendo en conductas dañinas como el consumo de alcohol o de drogas.
¿Podemos evitarlo? Por supuesto. Enséñale a tu hijo a esforzarse y a trabajar por lo que desea. Explícale el esfuerzo que ustedes como padres realizan para mantener un estilo de vida más cómodo. Enséñale el hábito del ahorro. Debes entender que es básico que tu hijo cuente con responsabilidades dentro de la casa que deberá cumplir sin que tenga que ser premiado por ello, como poner la mesa, recoger sus platos, sacar la basura y ayudar a ordenar y limpiar su habitación. Estas con actividades que reforzarán sus valores.
Ser firme con tus hijos también es un acto de amor (amor propio y amor hacia ellos). Cuando pones límites les enseñas a tomar decisiones, y a esforzarse para obtener lo que anhelan.
¿Eres un padre que fomenta la ricopatía? Analiza los regalos que tus hijos recibieron esta navidad.
Psic. Paulina Pimentel Dessens



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